Martín Miguel de Güemes y "La Guerra Gaucha"


Su extenso nombre, la posible hemofilia como enfermedad crónica, su carácter rebelde y altanero, su muerte temprana, tras una agonía de diez días por una bala que le ingresó por un glúteo mientras escapaba de una emboscada de los realistas, su desempeño en la defensa de Buenos Aires, en las Invasiones Inglesas y la falta de un retrato inspirado en su verdadera figura, son algunas de las cuestiones que nos plantea la historia del recordado Güemes, a 195 años de su muerte.

Orígenes:

Su nombre completo era Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero Goyechea y la Corte. Nació el 8 de febrero en 1785 en Salta. -Su padre era Tesorero General del Rey en Salta y nieto de un general español, creció en el seno de una familia acomodada de Salta. -Güemes era gangoso, porque le faltaba la campanilla y se esforzaba para hacerse entender.

Sus primeras armas

En la noche del 24 de junio de 1806, sabiendo de la inminencia del desembarco de los ingleses para su primera Invasión, algunos jóvenes que habían asistido a una obra de teatro salieron juntos a la calle, permanecieron reunidos comentando la alarma y proyectando planes imaginarios de defensa. Entre ellos estaba Martín Miguel de Güemes, tenía entonces veintiún años y servía en el Batallón fijo de línea desde 1799. -Durante la defensa de Buenos Aires, Liniers, ordenó a Güemes vigilar y hostilizar a las naves inglesas con la ayuda de los Húsares de Pueyrredón. Se enfrentaron al buque Justina, abordándolo y tomando un centenar de prisioneros. Al año siguiente el ya subteniente Güemes asistió a la campaña contra las tropas de Whitelocke en la segunda invasión.
 
Su regreso a Salta

Güemes volvió indignado por la corrupción del ejército porteño. En Salta cundían exagerados rumores de que Rondeau y sus subalternos cabalgaban con su alforjas llenas de oro. Rondeau decidió escarmentar al caudillo salteño y se dirigió a enfrentarlo con su ejército. Como no podía ser de otra manera fue derrotado contundentemente por las experimentadas montoneras que dejaron a sus tropas sin víveres retirando todo el ganado que hubiese en su camino y haciendo arder los campos cultivados, a tiempo que les producían crecientes bajas a favor de un decisivo predominio en las acciones de caballería. Rondeau se equivocó en cuanto a las aptitudes de Güemes y el prestigio que gozaba entre el paisanaje de Salta. -En 1815 fue electo Gobernador de Salta.

Carácter y personalidad

Tenía un extraordinario coraje y talento estratégico, aunque era tildado de rebelde por chocar con sus superiores: Balcarce, Pueyrredón y Díaz Vélez. -A Belgrano le molestaba la altivez y franqueza de Güemes, por eso lo hizo trasladar a la Banda Oriental. De allí lo rescató San Martín, devolviéndolo a su cargo de Tte. Coronel al Ejército del Norte. -San Martín le pidió encargarse de llevar adelante la “guerra de recursos” con sus célebres “montoneras”, integradas por paisanos de baja extracción social, con quienes el caudillo salteño tenía gran comunicación. -Bartolomé Mitre escribió “que (Güemes) no había dado pruebas de su valor personal, que huía del peligro y nunca conducía sus soldados al fuego manteniéndose constantemente lejos de los combates, lo que en nada disminuía su prestigio”. -Según José María Paz dicha actitud precavida habría tenido razón en lo que él llamaba la “depravación humoral del físico de Güemes” (¿hemofilia?), porque su médico y amigo, el Dr. Redead, le había anunciado que cualquier herida que recibiese le sería mortal. -Su costumbre de alejarse de los campos de batalla no lo perjudica ante sus hombres, ninguno de los cuales suponía a Güemes privado de valor personal. -Francisco de Gurruchaga, militar. Diputado por Salta a la Primera Junta, financió a Güemes.
 
Los bravos gauchos

Como provenía de la alta sociedad, Güemes se esforzaba por imitar las maneras y estilos de estos humildes gauchos, y ellos lo adoraban hasta entregar su vida por él. -Para los gauchos fue un líder muy persuasivo, porque veían en él a su representante, al protector y padre de los pobres, como lo llamaban. Y al patriota sincero y decidido por la independencia. -San Martín le confiaba a Posadas, por entonces Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, “Los gauchos de Salta, solos, están haciendo al enemigo una guerra de recursos terrible. Posadas, desde Buenos Aires, le encargaría felicitar “a los bizarros patriotas campesinos” (pudoroso de llamarlos “gauchos” por ser una palabra, por entonces peyorativa) -Gracias a los gauchos de Güemes, San Martín pudo concentrar el grueso de las tropas argentinas en su estrategia de tomar Lima por mar -En sus memorias, el General español García Camba, opinaba sobre Güemes: “los gauchos eran hombres del campo, bien montados y armados todos de machete o sable, fusil o rifle (carabina de caballería), de los que se servían alternativamente sobre sus caballos con sorprendente habilidad, acercándose a las tropas con tal confianza, soltura y sangre fría que admiraban a los militares europeos, que por primera vez observaban aquellos hombres extraordinarios a caballo, y cuyas excelentes disposiciones para la guerra de guerrillas y sorpresa tuvieron repetidas ocasiones de comprobar. Eran individualmente valientes, tan diestros a caballo que igualan, si no exceden, a cuanto se dice de los célebres mamelucos y de los famosos cosacos, porque una de las armas de estos enemigos consistía en su facilidad para dispersarse y volver de nuevo al ataque, manteniendo a veces desde sus caballos y otras veces echando pie a tierra y cubriéndose con ellos, un fuego semejante al de una buena infantería”.

El desvelo de los españoles por matarlo

Los españoles querían liquidarlo, y no podían ni siquiera enviando ejércitos; los que eran derrotados, burlados y denigrados por los valientes salteños, sometiendo a los realistas a una “guerra de guerrillas”, una guerra de detalle y agotadora para sus recursos. -Los españoles no podrían traspasar el “tapón” de Güemes y sus bravos, quienes les impedían avanzar a Buenos Aires para aplastar la revolución independentista. -El general español Olañeta dispone que su lugarteniente, el “Barbarucho”, con 300 hombres, marche a Salta para sorprender a los patriotas y asesinar a Martín Güemes. El plan fue fingir la retirada, con la idea de retornar velozmente. El 6 d junio de 1821, una vez en Salta se ordena que rodeen la casa del héroe En la noche, uno de los colaboradores del jefe patriota atraviesa la plaza, se topa con una de las patrullas y es muerto de un disparo. Güemes escucha la detonación y sale solo a la oscuridad, sin imaginar que los realistas se habían desplegado Cuando Güemes pretende huir a la carrera cae en una encerrona y es herido por una descarga en los glúteos. Herido, logró subir a un caballo y se dirige al río Arias, desde donde es transportado en camilla hasta la hacienda de la Cruz, para desde allí continuar su fuga hasta El Chamical, donde fallece, pese a los cuidados de su médico, diez días después, el 17 de junio de 1821.

Un retrato sin su modelo

Igual que ocurrió con Mariano Moreno, jamás retrataron a Güemes en su presencia, tomándolo como modelo a él mismo. Se lo reconstruyó tomando como base un retrato de su hermana. La barba, sin embargo, era de Güemes. Mujeres importantes para su lucha -Juana Azurduy combatió bajo las órdenes de Güemes. -Una dama de la alta sociedad salteña, doña María Loreto Sánchez de Peón, cumplió tareas de “inteligencia” para la causa patriota. Simulando ser vendedora callejera, se deslizaba en los patios de los cuarteles realistas, ofreciendo sus productos. Era doña María Loreto poco fuerte en el arte de contar y echó mano de un método muy ingenioso. “Llevaba en la cesta una buena cantidad de granos de maíz y atadas a ambos lados de la cintura dos bolsas vacías. En el pase de lista, cuando cada soldado respondía ‘presente’, la fingida vendedora deslizaba un grano en el bolsillo de la derecha; haciendo lo propio en el de la izquierda cuando se escuchaba ‘ausente’. Volvía a su casa disimuladamente, para vaciar las bolsas y transmitir a Güemes, después de bien contados los granos de maíz, el número exacto de los enemigos a quienes debía combatir”.

La invasión a Salta

El 31 de mayo de 1820, las tropas españolas ocuparon Salta. A pesar de la desorganización de las guerrillas patriotas y de no poder contar con el refuerzo de las tropas regulares, la resistencia de los gauchos salteños fue admirable y eficaz. Los españoles no fueron dueños sino del terreno que ocupaban con las armas, y después de un mes de permanencia, tuvieron que replegarse bajo el fuego de las guerrillas salteñas a sus posiciones -Ante el Cabildo salteño, Güemes más preocupado que eufórico decía: “A pesar de no haber sido oportunamente auxiliados, una vez más hemos conseguido, aunque a costa del exterminio de nuestra provincia, el escarmiento de los tiranos” -En cuanto a la miseria expresaba: “Yo mismo estoy pidiendo prestado para comer. La tropa que tiene el gobernador Güemes está desnuda, hambrienta y sin paga como nos hallamos todos, y no es una de las menores razones que lo inducen a hacer la guerra de recursos al enemigo. Yo mismo habría hecho otro tanto; pero estoy muy lejos, y temo se me quedaría en la marcha la mitad de la fuerza de lo que se llama ejército”.

Fuentes: Pacho O’ Donell “El grito sagrado” y Jorge Lanata “Argentinos Tomo I)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Escudo Nacional Argentino

La Promesa a la Bandera y su historia